Nacida en Venado Tuerto, Santa Fe, Argentina, en el año 1982.

Desarrolla sus aprendizajes en el arte en la ciudad de Rosario. Principalmente encaminada por Joaquina Ramos.

Numerosas exposiciones desde el año 2003 hasta hoy.

Estados de ánimo en el armónico silencio de la forma.

Para explorar el arte, la condición óptima es el ser felices ocupándose de ella.
Es necesario divertirse -en el sentido ciceroniano-, no turbarse o deprimirse frente al trabajo, sino facilitarlo.

Un escultor, al igual que un pintor o poeta, es artista cuando más feliz es con su obra: mientras la piensa, mientras la elabora, mientras la trabaja.

Sin duda, se obtiene la obra con sudor y fatiga, con una contenida violencia a causa de la colisión, de la disputa, de las dificultades incesantes que se presentan entre la materia y las ideas. Nadia vive su fatiga de artista como momento de síntesis de tantas experiencias vividas, pero también de interrogantes que atraviesan su conciencia y que a veces quedan como preguntas, sin posibilidad de solución inmediata.

Si el esculpir es un acto físico que tiende a satisfacer una necesidad interior del artista, las obras conformarían una especie de diario íntimo. En esa escritura se graba la relación de Nadia con la materia y con sus herramientas de modo táctil. El trabajo resultante de esta interacción tiende a satisfacer los sentidos, y el primero -ante todo- es el tacto. Su obra necesita ser tocada, casi acariciada.

Y esta prerrogativa imprime homogeneidad en sus propuestas, aún en obras distantes en el tiempo, logrando una idea de unidad interrumpida.

Nadia, que infunde tanta magia a sus experiencias creativas, es una artista que domina también el silencio, que sabe hacerlo palpitante, que lo decora con cierto misticismo que armoniza las formas.

Esta alternancia -entre elocuentes gestos y poses y los silencios intrigantes- refleja a una artista completa y versátil, de fuerte personalidad y con gran ímpetu creativo, en modo libre y auténtico. Lejos de la representación académica, se activa una tensión que se prolonga en las obras a través del instinto de emoción y coherencia, en fin, sobre los estados de ánimos al decir de Nadia Menegosi.

Prof. Joaquina Ramos